Semanas

Cuando los lunes eran el calco de los martes,
los miércoles arañaban la espalda a esos jueves
que siempre eran un viernes
antesala de un fin de semana predecible.

Las semanas se sucedían iguales,
porque nada en ellas
las hacía merecedoras de ser Vida
sino una cifra menos en la cuenta atrás
hacia lo único cierto.

Semanas que formaban meses,
meses que acababan  por ser años,
años que hacían transcurrir relojes
discípulos de Cronos.


Pero las semanas vieron el alba esmeralda
en las mañanas de frío imperante,
semanas que amaron al otoño
porque eran invierno sin sombra.

No volvieron a ser lunes sucedido
siete veces aletargado
en las estaciones invariables,
los relojes desertaron
para alistarse en el ejército de Kairós.

Desde entonces,
semana ya no es periodo de tiempo,
semana es el Tiempo,
el Tiempo en el que de verdad Vivo.

© Francisco Castro

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