Madrugadas


Amo esas madrugadas
En las que hasta los colores duermen
Y sólo se muestran los grises y oscuros de la paleta
Los que me acompañan en mi insomnio
Y saben que el silencio es aliado
Para poder escucharme.
Más tarde se va derramando el alba a través de las rendijas
Y la madrugada se escabulle dejándome solo
Con otro silencio
En el que no me escucho.


© Francisco Castro

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