A las Sátiras de Horacio



En esta página de las Sátiras de Horacio,
que languidece en mi pecho en la siesta,
respiro y me evado de la hediondez
que sube de la calle atestada de nadie.

El viejo borracho calla hoy,
el burlón que cada día acude
a perturbar su evasión etílica
habrá buscado otro objetivo
con el que sentirse poderoso.

En su ufana búsqueda,
a la conquista del mundo inabarcable,
los adolescentes creen comerse la tarde,
ignorantes de estar ya atrapados
en la tela de la araña que los devorará
sin que sean conscientes.

Los que se creen libres,
esclavos voluntarios
e ignorantes de serlo,
escapan hacia paraísos de atrezo,
dispuestos a invertir las migajas
que su amo derramó y ellos malgastan
ávidos de una felicidad espectral.

Horacio sigue conmigo
dos mil años nos separan
en un mundo de gentes
que no ha cambiado nada..


© Francisco Castro

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