Cambio horario

Esta tarde ya no he visto ese destello,
el ocaso vuelve a ser mío,
que vengan al fin las gotas en tu pelo,
brindemos entre las hojas
que nuestros pies acarician.

Siento de nuevo renacer las aceras,
veo la caricia del hielo en el helecho,
un camino se abre ante tus pasos
que, junto a mis botas de andar leguas,
recorrerás inquieta con paso decidido.

En esta larga noche de otoño
que sucede a tantos días de seda,
cuando caminar era cosa de locos,
nosotros quisimos ser pisada y destino.

Inhalo este tiempo de vida
testigo de silencios y delator de susurros.

Cuando la rama venza de nuevo
y el gregal sea el alimento de las esquinas
dormiré tranquilo
con tu respiración como cobijo.



© Francisco Castro

Comentarios

Entradas populares