Palabra te llamé


En una frontera de aduanas imaginarias
estaba tu cuerpo esperando,
cuando ya éramos alma desde siempre
llegó él para hacer carne
los versos que nacieron conmigo
y te buscaron siempre.

Palabra te llamé entonces,
cuando las tardes eran cortas
y el hielo arañaba poderoso
los amaneceres sin manta ni desayuno.

Palabra te llamé
porque palabra eres siempre,
incluso en mis enmudecidas sombras
tu voz me alimenta
sacándome del hambre que me mata.

Palabra serás en mi tiempo,
en el momento de mi marcha
serás ese verso que pasará
a la historia de mis páginas
que quedarán al fin completas
porque ya seré poema.


© Francisco Castro

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