Buscadme aquí

No me busquéis ya en los lodazales
en los que mi laberíntica mente
yació tantas madrugadas de sol.

Ya no volverán a mí esas sombras
que vistieron mis párpados opacos,
las corazas forradas de tiniebla
no dejaban que la luz de la aurora
besara mi frente silenciosa e insomne.

Mi camino era una pedregosa cuesta
empujando mis huesos baldíos
hacia una cumbre escarpada y lúgubre
que no llegaba porque ser Sísifo era mi sino.

No me busquéis más allí
No
no lo hagáis porque no estaré,
preferí quedarme en el llano
con la calidez de esos amaneceres
que ya son aurora
y no noche oscura con las sábanas heladas.

Buscadme mejor con el rocío en las pestañas
y la sonriente luz del alba de su espalda a mi lado.

Buscadme aquí,
ungido con sus labios mayéuticos,
siendo destino al fin en su regazo
siendo ella para poder ser yo
para ser nosotros
para ser mañana de octubre y abril
Siempre

© Francisco Castro

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